En la excursión al Castillo de
Windsor, ubicado en el Condado de Berkshire, descubriremos la fortaleza
habitada más antigua y grande del mundo... Sus
muros encierran cerca de mil años de historia. ¡Acompañanos en este recorrido!
Lo primero que sorprende al llegar al complejo es la gran Torre Redonda. Situada en lo alto de una colina, su nombre hace pensar en los tiempos del Rey Arturo y sus famosos caballeros. Antes estaba rodeada de un impresionante foso que la hacía inexpugnable; hoy la cercan cascadas, agua que cubre de verde las piedras y que da un toque mágico al lugar.
Lo primero que sorprende al llegar al complejo es la gran Torre Redonda. Situada en lo alto de una colina, su nombre hace pensar en los tiempos del Rey Arturo y sus famosos caballeros. Antes estaba rodeada de un impresionante foso que la hacía inexpugnable; hoy la cercan cascadas, agua que cubre de verde las piedras y que da un toque mágico al lugar.
Fue Guillermo I el Conquistador quien alzó un castillo en este enclave único. Lo hizo en el año 1070, aunque no fue residencia real hasta la llegada de Enrique I de Inglaterra, en el siglo XVII. Los actuales reyes, Isabel II y su marido, Felipe de Edimburgo, solo pasan en él los fines de semana.
En
tiempos de la Reina Victoria, el castillo acogía los diferentes eventos de la
Corte. Fue el centro de las maravillosas fiestas en las que ellos tenían que ir
con uniforme y ellas con maravillosos trajes con largas cola. Así lo marcaba el
protocolo.
Y
es que por Windsor han pasado un total de treinta y nueve soberanos, de ahí la
variedad de estilos.
Es
a Carlos II a quien se le deben los Apartamentos de Estado. Una construcción
que fue ampliada por Jorge IV, quien añadió la famosa Cámara Waterloo. Con ella
conmemoraba la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte. Ninguno de los dos
escatimó en gastos. Buena prueba de ello es el lujoso mobiliario, aunque la
vista también se pierde en las paredes, donde cuelgan obras de Canaletto, Van
Dyck, Durero, Rubens y Rembrandt. A estas pinturas hay que sumar la Colección
de Dibujos, en la Biblioteca Real, donde se exhiben bocetos de Miguel Ángel y
Leonardo Da Vinci.
Durante
la II Guerra Mundial el Castillo de Windsor se convirtió en el refugio de la
familia real. Lo que no destruyeron las bombas estuvo a punto de hacerlo un
cortocircuito. En el año 1992 se originó un incendio en una zona del castillo
que se hallaba en reconstrucción. Las llamas devastaron un total de cien
habitaciones. Viendo el castillo,cualquiera lo diría, porque todas fueron tan
bien restauradas que hoy es como si nada hubiera pasado.
Sobre
almas errantes y caballeros leales
Otra
área que no hay que pasar por alto es la gótica Capilla de San Jorge, del año
1348. En ella descansan diez monarcas. Entre otros, Enrique VIII y su esposa
favorita, Jane Saymour, que murió a los pocos días de haber dado a luz al
ansiado varón. Sería este, Eduardo VI, quien se convertiría en el sucesor del
temido monarca. Dicen que el espíritu del terrible rey, que mandó decapitar a
dos de sus seis mujeres, aún vaga por las estancias del castillo en busca del
perdón. La última monarca en ser enterrada aquí fue la soberana de la eterna
sonrisa, la Reina Madre, la madre de Isabel II.
La
Capilla de San Jorge hace viajar al tiempo de los caballeros. Cuentan que el
rey Enrique III fundó la Orden de la Mesa Redonda en honor al legendario
Arturo. La Orden de la Jarreta es así la más longeva del mundo. Hoy la forman
la Reina, el Príncipe de Gales y veinticuatro Caballeros Reales. En la capilla
cuelgan los diferentes escudos de las casas de sus miembros.
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