El
mundo de la coctelería no para de reinventarse, para algunos es una elección
para superar las penas, para otros es diversión y para unos pocos, un placer
complejo y experimental. Independientemente de las motivaciones, el arte de
mezclar licores nunca dejará de sorprender paladares.
En
1999 el mundo de la coctelería experimentó un renaissance, gracias a la
apertura de un bar llamado Milk and Honey ubicado al este de Manhattan,
entonces, empezaron a sobresalir propuestas clásicas inspiradas en 1920, época donde
se vivió la prohibición del alcohol y surgieron bares clandestinos como los
speakeasy.
Desde aquellos tiempos, los bartenders entendieron que ser un
cantinero era una profesión para sentirse orgulloso. Con sus conocimientos podían
darle la vuelta al mundo y presentar sublimes creaciones teniendo como
protagonista el licor.
Londres
y Nueva York comenzaron a disputarse el ranking del lugar con los mejores bares
del planeta; otros países como México y Argentina hasta ahora se estaban
preparando para el boom que se avecinaba, una era dorada detrás de las barras.
Ahora
bien, es importante entender que preparar un buen cóctel es un arte que empieza
por la excelente materia prima, la creatividad y las técnicas o las destrezas
del bautizado mixólogo. Nunca hay que confundir un trago de discoteca con el
ritual de beber un cóctel en una barra de coctelería, donde cada preparación se elabora con detalle.
¿QUE SE DEBE ORDENAR?
Lo
mejor es lo que más le guste al comensal. Eso sí, hay claves con las cuales se
puede medir la calidad de un buen bar. La primera es pedir un Daiquiri; a veces
lo sencillo es lo más difícil de preparar. Es una deliciosa y enviciante combinación
de ron, limón y azúcar, una de las debilidades de Hemingway.
En
la década de 1990 surgieron legendarios cócteles como el Lychee Martini o los
famosos cócteles moleculares y, como suele suceder, hay modas que regresan y
que hoy se están reinventado.
El
Negroni es un aperitivo típico italiano, de los más pedidos en distintos paises.
Si quieres alegrarle el día a un bartender pide un Sazerac, un clásico preparado
con bitters de Peychaud, angostura, whiskey de centeno y absenta; lo pruebas y
tus orejas estarán calientes.
El
cóctel que se sirve en una tacita de cobre, llamado Moscow Mule, es ideal para
aquellos que disfrutan cócteles suaves y refrescantes, a base de vodka, limón y
Ginger Beer.
En
diferentes partes del mundo sigue la tendencia de los Gin & Tonic, en
especial la del estilo español.
Por último, un ícono que no puede faltar, el elegante
French 75. Esta combinación sobresale por ser aromática, gracias a la ginebra,
el limón y la delicadeza de sus burbujas de vino espumante.
Comentarios
Publicar un comentario