Las ballenas jorobadas han abandonado la gélida Antártida y ya
recorren las cálidas aguas ecuatoriales, donde, además de aparearse y parir,
seducen a miles de turistas que las visitan en esta temporada, fecha que coincide con el solsticio de verano y de calidez en las aguas del Pacífico ecuatorial.
Por eso, en la ciudad de Puerto López, en la provincia de Manabí,
oeste de Ecuador, se lleva a cabo la temporada de avistamiento de ballenas
jorobadas, que se extenderá hasta septiembre y que acogerá un estimado de 40,000
turistas.
Se
estima que unas 2,000 ballenas jorobadas se instalarán o trasladarán por la
costa ecuatoriana, aunque otras muchas pasarán por el litoral de Colombia,
Costa Rica e incluso México.
Por
eso, Ecuador ha declarado el 22 de junio como “el día nacional de la ballena” y
en Puerto López esa fecha se vive intensamente con festivales artísticos y
culturales, foros académicos y otros actos en honor a los cetáceos.
Pero
el avistamiento tiene sus reglas, muy estrictas, aquel que desee llevar a cabo esta actividad tendrá sólo 22 las embarcaciones autorizadas para efectuar el avistamiento
turístico de las jorobadas.
Asimismo,
la actividad requiere de guías especializados que deben cumplir una rigurosa
normativa para preservar al máximo la tranquilidad de las gigantes del mar.
Las
ballenas jorobadas, buscan las cálidas aguas ecuatoriales para
aparearse y parir sus crías. Y
es que los cetáceos soportan las bajas temperaturas antárticas gracias a una
gruesa capa de grasa de hasta 25 centímetros de espesor, protección ausente en
las crías.
En
las costas de Ecuador las condiciones son ideales para el parto y la primera
adaptación de las crías a las condiciones oceánicas, así como por la ausencia
de depredadores como orcas o tiburones blancos.
Sin
embargo, en estas aguas no hay alimento en abundancia para ellas y por eso sólo
permanecen cuatro meses consumiendo plancton y sus reservas de grasa.
Luego
vuelven a la Antártida, en un recorrido de unos 16.000 kilómetros, para
alimentarse a placer, especialmente de crill y plancton.
Las
probabilidades de que las crías sobrevivan en estas aguas es del 99
por ciento, ya que la plataforma continental, presenta escasa profundidad y pocas corrientes, también es óptima para el parto y el
apareamiento de las ballenas.
Un
atractivo especial para el turismo es el hecho de que muchas de las jorobadas
buscan las cercanías de la Isla de la Plata, a unos 60 kilómetros frente a
Puerto López, una formación que se asemeja a las del archipiélago de Galápagos.
La
Isla de la Plata, conocida también como la “pequeña galápagos”, alberga el 60
por ciento de especies de aves marinas que se encuentran en el gran
archipiélago, como los piqueros de patas azules, fragatas y albatros, entre
otras.
Puerto
López y la Isla de la Plata se encuentran en el Parque Nacional Machalilla, el
segundo en importancia de Ecuador detrás de las Galápagos, atractivos naturales y culturales que abarca la zona de
reserva.
Isla de La Plata es ideal para practicar deportes como el buceo de
profundidad, ya que allí se encuentra la última zona de arrecifes, y también
por la posibilidad de efectuar caminatas por los senderos de la isla.
En
la costa continental, las playas de los Frailes, muy cerca de Puerto López,
también atraen a los turistas, mientras que el bosque seco de Machalilla es un
paraíso para los amantes de las aves que pueden observar al colibrí más pequeño
del mundo, conocido como “estrellita esmeraldeña”.
La
“pesca vivencial”, el “turismo comunitario”, las artesanías, la rica
gastronomía y la hospitalidad de su gente han posicionado a Puerto López como
un polo de atracción turística que rebasa fronteras.
Y
es que en esta temporada llegan a esa ciudad muchos turistas de países vecinos
como Colombia y Perú, pero también de Estados Unidos, Europa y Asia, seducidos
por las bellas piruetas de las jorobadas, las estrellas en el verano
ecuatorial.
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